De Ángeles y Documentales

Si una de las posibilidades del cine es rescatar nuestra memoria y darnos noticias de los elementos que conforman nuestra identidad como nación, desde sus orígenes los documentales han estado, de manera prioritaria, aportando continuamente a esta labor.

Hasta hace no tanto tiempo la posibilidad de que un buen documental llegara a la cartelera comercial de las salas de cine era casi inalcanzable, y no es que las cosas hallan cambiado demasiado, pero si es posible reconocer un avance en el acceso que el público más amplio está teniendo respecto a los documentales, especialmente a los documentales que se hacen en nuestro país.

Desde “Salvador Allende” hasta “Actores Secundarios”, pasando por “Nema Problema”, “Estadio Nacional”, “Opus Dei” y “La ciudad de los fotógrafos” entre muchos más, ciertos documentales han sabido situarse en el panorama audiovisual y traspasar el espacio de los festivales para llegar a un público no especialista, que finalmente debería ser el receptor original de estos trabajos.

Por estos días hay dos buenas razones para detenernos en el mundo del documental. La primera: es que entre el 20 y el 24 de este mes se realizará en Santiago la 11° edición de FIDOCS, el Festival Internacional de Documentales –fundado y dirigido por Patricio Guzmán- cita obligada para los seguidores del género y para quienes quieran tomarle el pulso no sólo a lo más reciente de la producción nacional sino a una buena selección de trabajos internacionales.

La segunda razón es que actualmente se encuentra en cartelera el filme “Los Ángeles Negros” –que también participará de la competencia 2007 de FIDOCS- , realizado por los periodistas Pachi Bustos y Jorge Leiva, quienes ya tienen experiencia en este género. Luego de que Bustos desarrollara un master en cine documental en la Universidad Autónoma de Barcelona, se reunió con Leiva para realizar en España su primer documental “América Latina en Tres Actos”, de regreso en Chile filmarían “Actores Secundarios”, y más tarde con el apoyo del Fondo del Audiovisual y una producción que duro cinco años de trabajo finalizarían la película “Los Ángeles Negros”.

El gran mérito de este trabajo es rescatar uno de los grupos más significativos de la música popular chilena. A pesar de que en su momento nuestro país no les dio el reconocimiento que si tuvieron en el resto de Latinoamérica, la influencia de esta agrupación pionera –que supo mezclar los instrumentos de rock con las baladas, y darle a la sentimental voz de Germaín de la Fuente una base rítmica cercana a la sonoridad del funk y el soul -ha sido reconocida por destacados artistas contemporáneos como Los Bunkers y Álvaro Henríquez.

La construcción de este trabajo es más bien transparente –demasiado transparente podrían decir algunos- utilizando material de archivo y entrevistas a los integrantes de los Ángeles Negros y a otros actores de esta historia, Bustos y Leiva nos permiten no sólo conocer el pasado y el presente de esta agrupación, sino también rescatar su tremendo aporte musical.

Aunque se podría acusar a esta película de estar demasiado cerca del reportaje periodístico y de que no se arriesga con una propuesta formal más interesante, “Los Ángeles Negros” cumple con asegurar, desde el cine, la inscripción en nuestra memoria colectiva de una página significativa de nuestra cultura popular y eso lo hace un buen documental.