¿Quién era el responsable?

por Gabriel Pizarro
Quizás sea hasta normal que ustedes, y a veces nosotros también, no lleguemos a entender lo que significa el término “responsabilidad política”.
Es cierto, se usa cada vez que alguien quiere determinar quién estuve detrás de una irresponsabilidad o error desde el mundo político. Una frase que de cuando en cuando se dirige a Ministros, Senadores, Diputados o en general a todo aquel, que estando en una situación de poder en el Estado, debe responder de alguna forma ante algún hecho.
En términos prácticos termina siendo la respuesta directa y sencilla que los adversarios políticos usan de argumento para atacar a quien, muchas veces, no responderá de ninguna otra forma por sus errores.
Saludo a la bandera podrán decir algunos, un mero ejercicio propio de la democracia o bien la enconada rivalidad, que en lo público demuestran los adversarios políticos.
Más allá de eso, la aplicación del concepto por estos días, quizás genere incluso más irritación. Lo escuchamos a propósito del informe que elaboró la comisión investigadora de Transantiago y luego de eso hasta el ex Presidente Ricardo Lagos parece haber asumido su “responsabilidad política”. Pero el tema es algo más complejo. El plan de trasporte que quizás amarga tu vida y la de tu familia hace once meses, fue pensado, elaborado y desarrollado durante el gobierno anterior. Con esa idea en la cabeza ¿basta pensar que asumir este tipo de responsabilidades es suficiente? El no, al menos a mi, me sale fácil. Una especia de acto reflejo al que me estoy acostumbrando demasiado. No me agrada la liviandad de la respuesta cuando en realidad lo que pasa es mucho grave que un grupo de señores, los mismos de siempre, se lanzan una pelota que tiene nombre y apellido. Responsabilidad política.
No fuera nada si es que el término estuviera acompañado de una especie de exilio desde la vida pública, pero en realidad lo que sucede después que alguien asume esta responsabilidad, es que probablemente lo veamos, algún tiempo después, asumiendo otro rol y otras obligaciones. No hay que ir tan lejos, el propio Lagos sigue siendo carta presidencial para el 2009.
Será que ya son muchas responsabilidades políticas asumidas, mientras que Transantiago no se soluciona, o que los jóvenes infractores de ley solo ven ante sus ojos más represión y reclusión o que las garantías del AUGE aún no pueden legitimarse por si mismas. Es quizás ya son demasiados errores como para sencillamente cerrar los temas asumiendo la “responsabilidad política”.