“La cambiadora de páginas”: Fría manipulación

En la tradición de esos fríos e inquietantes thrillers burgueses que el cine francés nos ha sabido entregar –principalmente bajo la firma de Claude Chabrol- la película “La cambiadora de páginas” llega, con dos años de retraso, a nuestro país.

Es la historia de una joven mujer que de pequeña vio frustradas sus posibilidades de formarse como una gran pianista, a causa de la indolencia de uno de los miembros del jurado que decidía su entrada al conservatorio. Este personaje, es una famosa concertista en piano con la que la protagonista se encontrará diez años después, en una situación en la que la meticulosidad y el autocontrol abrirán el camino a una calculada venganza.

Esta es la segunda película del francés Denis Dercourt quién además de ser licenciado en Filosofía y doctor en Ciencias Políticas fue solista de viola en la Orquesta Sinfónica Francesa. El pasado como investigador humanista y músico de Dercourt se dejan ver en su manera de filmar cerebral y rítmica. Hay en esta película un cuidado uso en la cantidad de información que se le entrega al espectador. No se trata de personajes que desborden sus emociones y que se definan en largos diálogos. Son muchos los silencios y mínimas las expresiones. Es a partir de los detalles, y lentamente, que se va acumulando la inquietud en el espectador. La gracia es que este proceso es casi imperceptible, no hay grandes quiebres en la trama, ni escenas de violencia explicita, sino que de manera elegante y casi silenciosa esta película nos va haciendo involucrarnos gracias a su eficiente construcción. En ese sentido el diseño de sonido cumple un poderoso rol, la música no está solamente como un adorno –algo tan común en las películas que involucran a músicos como protagonistas- sino que es utilizado con astucia como un recurso dramático y narrativo.

Después de debutar a lo grande en la premiada película belga “El niño”, dirigida por los hermanos Dardenne, la actriz Déborah François se involucro como protagonista de “La cambiadora de páginas”. Un desafío de gran alcance para una actriz con poca experiencia cinematográfica, ya que es su personaje el que sostiene la acción –y la tensión- a lo largo de todo el metraje. Su contraparte, interpretado estupendamente por Catherine Frot –a quien vimos hace alguno tiempo en la película “7 años de matrimonio”- es la victimaria y, luego victima de las acciones del personaje de François. Ambas actrices cumplen con crear sin palabras y con mínimos gestos la complejísima relación que define la trama de esta cinta.

“La cambiadora de páginas” es de esas películas para disfrutar en la inquietud. En las que uno podría sentirse manipulado, sin llegar a sentirse engañado. El filme cumple con remover sutilmente nuestra comodidad como espectador y dejarnos reflexionando respecto a los pequeños detalles diarios que pueden tener consecuencias trascendentales.