CONCURSO: Los 6 signos de la luz

Este 1 de noviembre se estrena "Los 6 Signos de la Luz", cinta basada en el best seller de aventuras fantasticas “The seeker: the dark is rising” de la inglesa Susan Cooper. En esta película un joven llamado Will descubre que es la última esperanza para salvar al mundo de las fuerzas del mal, pero para dar esta batalla cuenta con varios espectaculares poderes. A ver radiopolitas:¿Si pudieras tener un super poder, cual sería y cuál sería el villano de tu elección? Las más imaginativas respuestas tendrán notables premios de la película.
A postear entonces!

Porque Chile tiene Festival…es

Hasta hace pocas semanas la mirada de los cinéfilos nacionales estaba puesta en la XIV edición del Festival de Cine de Valdivia. Cuando aún no se alcanzan a acallar los ecos de aquello, ya estamos inmersos en la XIX versión del Festival de Cine de Viña del Mar, que se celebra esta semana, al mismo tiempo que ChileReality, un encuentro de documentales que se desarrolla hasta el 27 de octubre en Chillan.

A principio de este mismo mes se realizo el III Festival de Cine de Antofagasta y terminando octubre se inaugura el V Festival de Cortometrajes de Talca. Entre tanta avalancha de actividad es bueno detenerse un momento para reflexionar cual es el aporte real de semejante cantidad de encuentros cinematográficos.

Claramente no podemos comparar las funciones de los encuentros regionales de cine con las de los Festivales Internacionales. Los primeros tienen una influencia directa en una gran cantidad de chilenos que simplemente, en su cotidianeidad, no tienen acceso al cine. No nos olvidemos de que hay literalmente millones de compatriotas que simplemente no tiene ninguna sala de cine a cientos de kilómetros a la redonda. Aún más, tener un cine en la ciudad más cercana tampoco garantiza el acceso a una gran cantidad de filmes, ya que aunque en ciudades más grandes –como Valparaíso, Concepción y La Serena, por nombrar algunas- cuentan con la posibilidad de visitar algunas multisalas, estas normalmente apuestan por poner en su cartelera lo más exitoso del cine comercial. Así, a menos de que exista una institución universitaria o cultural que permita tener la posibilidad de ver otro tipo de cine, muchos chilenos sólo pueden ver en pantalla grande los blockbuster internacionales, excluyendo –entre muchas otras películas- gran parte de la producción cinematográfica nacional.

De esta manera los encuentros y festivales de cine en regiones – como los de Lebu, Caldera, Ovalle, Talca y Puerto Natales- pueden transformarse en una fiesta anual, posibilitando una mirada más amplia del cine para todos aquellos que durante el año están impedidos de ella. Al mismo tiempo que permiten a los activistas audiovisuales de cada región poder tener una plataforma de exposición de su trabajo, y quizás también mayores posibilidades de proyección.

Lo que pasa con los festivales internacionales es otra cosa. Las posibilidades y los recursos con que cuentan, por ejemplo, los Festivales de Valdivia, de Viña del Mar y el de Santiago son mucho mayores a la hora de armar su programación y su agenda de actividades. Es por eso que se espera que cada uno de estos eventos, no sólo sea una semana de hacer contactos y de ver películas, sino momentos claves para que la cinematografía nacional pueda tomar nuevos aires y adquirir nuevas ideas. De allí que es necesario que cada uno de estos festivales pueda definir con mayor claridad cual es su carácter, desarrollando una curatoria más específica –como bien lo ha hecho el Sanfic desde sus inicios- y proponiendo una mirada novedosa del cine tanto para los espectadores como para los creadores.

Es bueno que haya hartos festivales en Chile, es bueno que el cine se encuentre y se celebre. Es bueno que los chilenos puedan tener acceso a lo que se hace en su región y en otras latitudes. Es bueno que los organizadores luchen porque los premios que entregan su festival tengan cada vez más prestigio. Lo que queda ahora, es afinar estas actividades para que no sean sólo los participantes los que saquen partido de cada evento, sino que todo el cine nacional se vea enriquecido por lo que pasa en las pantallas, y en los pasillos, de los festivales.

GANADORES: "Porque yo lo digo!"

No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague...Los siguientes radiopolitas podrán retirar sus invitaciones dobles en Miguel Claro 509. Providencia:
Maximiliano Valdés
Claudio Mendoza
Francisco Campos
Margarita Diaz
Eliana (egajardov@gmail.com)
María José Carreño
Daniela Bahamonde
Lesly (?)
Rodrigo! (w.madness@hotmail.com)
Martin Perez


Felicitaciones! Sus entradas esperarán ser retiradas hasta el 31 de octubre.
Gracias a todos por participar

CONCURSO: Porque yo lo digo!!

Estimados Radiopolitas:
Como no somos sacapicas y además de mantenerles informados de lo mejor en cultura queremos facilitar su acceso a estas nobles actividades "Radiopolis" consigue para ustedes entradas gratuitas...esta semana es el turno de la película "PORQUE YO LO DIGO" protagonizada por la siempre notable Diane Keaton y en donde aparece además la guapa Lauren Graham (como te extrañamos Lorelei!). Todo lo que tienen que hacer es postear alguna clásica frase materna...de esas que quisieramos olvidar, pero no! De esas que -aunque tratemos de evitarlo- probablemente se las estaremos repitiendo a nuestros hijos.
Deja tu frase con tu nombre y aqui mismo daremos la lista de ganadores.
Sorprendanos!

Érase una vez que en el cine había fantasía

Desde el muy rentable éxito de las adaptaciones cinematográficas de los clásicos de la literatura juvenil “Las crónicas de Narnia” y sobre todo de la trilogía de “El Señor de los anillos” y la saga de “Harry Potter”, las grandes productoras cinematográficas han renovado su interés por un género que es mucho más antiguo que el cine, pero que estuvo ligado a él desde sus orígenes.

Ya en los primeros años del siglo XX, el francés George Mélies -gran empresario y soñador- sorprendía a sus contemporáneos con sus excéntricas construcciones cinematográficas para las visiones literarias de Julio Verne. Hoy siguen pareciéndonos encantadoras la inocencia y la fantasía en la puesta en escena creada por Mélies, y la imagen de la luna recibiendo en su ojo al cohete terrestre continua como una de las más bellas de la historia del cine.

Mélies fue un visionario, no sólo por comprender –mucho antes que los hermanos Lumiére- las posibilidades económicas del cine, sino también por ver en este nuevo invento la posibilidad de viajar en el tiempo y el espacio ha lugares que antes sólo podía llevarnos la imaginación.

En esta tradición es que se desarrollaron varios géneros centrales de la cinematografía mundial como la ciencia ficción, las aventuras y la fantasía. Este último especialmente revitalizado en la actualidad por las posibilidades que la tecnología otorga a los realizadores para poner en pantalla las más increíbles creaciones de su imaginación.

Actualmente se encuentra en cartelera la cinta “Stardust: el misterio de la estrella”, un cuento de hadas que posee todos los atractivos para ser el deleite de los niños de toda edad. Aventuras, romance, humor, bellísimas construcciones visuales e incluir en su reparto a figuras del peso actoral de Michelle Pfeiffer y Robert De Niro.

De aquí a fin de año se espera el estreno de la épica nórdica “Beowulf”, inspirado en el poema medieval del mismo nombre y bajo la dirección de Robert Zemekis -responsable de la notable saga “Volver al futuro”- y protagonizada por Angelina Jolie y Anthony Hopkins; también llegaría a nuestros cines “La brújula dorada” basada en la exitosa novela juvenil “Luces del Norte” primera parte de la trilogía fantástica “La materia Oscura” de Philip Pullman y que tiene en su elenco a Nicole Kidman y Daniel Craig; además de la película “Los seis signos de la luz” adaptación de la novela “The seeker: the dark is rising” de la inglesa Susan Cooper. Así, cine y literatura unen fuerzas redoblando su atractivo, y –ya está comprobado- la lectura de libros de fantasía ha sido tremendamente beneficiada por estos productos cinematográficos aumentando poderosamente su interés entre los más jóvenes.

Todas estas películas se extienden como invitaciones para utilizar el cine como una puerta –o en el caso de “Las crónicas de Narnia”, como un ropero- para invitarnos a viajar hacia lugares maravillosos, encontrarnos con personajes increíbles, vivir emocionantes aventuras y, quizá lo más importantes, hacernos sentir como niños no importando nuestra edad.

Reencontrando a Truffaut

Durante el mes de octubre la cineteca nacional esta desarrollando un completo ciclo dedicado a uno de lo más importantes personajes de la cinematografía francesa: Francois Truffaut. Y digo personaje y no cineasta, porque además de ser un notable realizador, Truffaut fue también un influyente crítico e investigador cinematográfico, logrando importantes aportes a la renovación del cine mundial tanto detrás de cámara como delante de su máquina de escribir.

Truffaut fue un adolescente rebelde que encontró en el cine, y en la figura paternal del gran teórico cinematográfico Andre Bazin un cause para su vida, transformándose rápidamente en una de las figuras centrales de la trascendental revista Cahier du Cinema y luego en el padre de “la nueva ola francesa”.

Como crítico y junto a sus compañeros de Cahier, Truffaut fue uno de los primeros defensores de la política de autor. Hecho realmente radical en un momento en que en el trabajo del director era considerado el de un buen artesano al servicio de las decisiones de los estudios cinematográficos. Truffaut y compañía supieron demostrar en sus escritos que el trabajo de cineastas como Welles, Hitchcock, Firtz Lang o John Ford era tan personal como el de un pintor o un escritor, frase que nos parece obvia hoy, pero que hace cincuenta años era diga de escándalo.

También como escritor Truffaut nos regalo uno de los más deliciosos libros relacionados con el séptimo arte: “El cine según Hitchcock” en donde el francés recoge más de 50 horas de amena conversación acerca de técnica y contenido de la extensa filmografía de Sir Alfred.

En 1954 Francoise Truffaut escribe un articulo titulado “una cierta tendencia del cine francés” –considerado hoy la piedra teórica en que se levanto la Nouvelle Vague- en donde crítica duramente el academicismo y la literalidad del cine francés de ese momento. En 1959 Truffaut pasa del dicho al hecho con su película “Los 400 golpes”, ganadora del festival de Cannes ese año y tarjeta de presentación al mundo de esta nueva ola que sacudiría la manera tradicional de hacer cine.

Lo que la Nouvelle Vague aporto fue un mayor dinamismo y libertad a la hora de filmar. Sacó las cámaras a las calles, bajó los costos de producción, se independizó de los estudios y puso la mirada personal del creador por sobre los grandes temas novelescos que hasta ese momento habían reinado en el cine francés.

Prueba de este cambio radical serán además de “Los 400 golpes”, películas notables como “Disparen al pianista” y “Jules et Jim”, que podrán ser disfrutadas durante este mes en la cineteca nacional, junto a otras cintas un poco más tardías –igualmente destacables- como “Domicilio conyugal”, “El ultimo metro” y “Besos Robados”.

Una oportunidad de encontrarse con uno de esos escasos creadores que demostró que del dicho al hecho hay un trecho que con talento y esfuerzo se puede cruzar exitosamente.

Amable Cara de Palo

Un 4 de octubre hace 112 años atrás nació en Piqua, Kansas, uno de lo personajes más influyentes -y al mismo tiempo menos apreciado- de la historia del cine: el gran Búster Keaton. Aunque empequeñecido en la memoria colectiva por la portentosa figura de Charles Chaplin, Búster Keaton es –a mi parecer- el más notable cómico del cine mudo.

Hijo de un par de estrellas de vaudeville el pequeño Joseph Frank Keaton VI creció entre las luces del espectáculo y la carretera que trasladaba a los comediantes de un escenario a otro. Se dice que su apodo “Buster” le fue otorgado por el famoso mago Harry Houdini –otro miembro del grupo de artistas nómadas-, por la graciosa manera que tenía este niño de caer cuando era lanzado por su padre desde el escenario al público, como parte del espectáculo familiar.

La llegada de Búster Keaton al cine fue en 1917 para actuar junto a una reconocida estrella del cine cómico de entonces: Roscoe 'Fatty' Arbuckle, con quien hizo una serie de películas durante los siguientes años. A principios de la década de los ‘20, Keaton decide independizarse y transformarse no sólo en la estrella, sino además en el productor y el director de sus películas. A partir de ese momento y por toda esa década Búster Keaton realizará alrededor de una treintena de filmes que pondrán al límite las posibilidades que el cine conocía hasta ese momento, darán cuenta de una imaginería fantástica y presentarán al mundo a un genio.

Aunque a Búster Keaton le gustaba decir de sí mismo que el era sólo un norteamericano ignorante, las vanguardias artísticas de la época–especialmente los dadas y los surrealistas- reconocían en él a uno de los suyos y a sus películas como obras complejas y coherentes con lo más avanzado del arte de entre guerras.

Como actor Búster Keaton logró que su cuerpo se transformara en una maquina afinada y versátil, un instrumento que le posibilitaba salir airosamente de cada cirscuntancia, mientras su rostro se mantenía imperturbable ante las más alocadas situaciones, otorgándonos a nosotros en el proceso serias carcajadas.

Como creador, Keaton movilizo desde la pantalla, y quizás sin querer, algunas de las más profundas reflexiones que el cine nos ha dado respecto al hombre moderno y su entorno. Es esta característica, la que sumada a su humor negro y a la eficiencia de sus relatos lo que hace de Búster Keaton una de las figuras más actuales del antiguo Hollywood.

A pesar de que la llegada del cine sonoro significara el fin de una época gloriosa en el arte de Keaton, nos quedan algunas joyas de ese luminoso momento como “La generala”, “El camarógrafo”, “Las tres edades” o “Sherlock Jr.” para sorprendernos y hacernos disfrutar con algunas buenas lecciones de cine.